21/12/15

NAVIDAD, FELICIDAD FORZADA?


NAVIDAD, FELICIDAD FORZADA?
La Navidad es tiempo de costumbres y mientras el ambiente en las calles nos transmite felicidad y alegría, lo cierto es que también es el momento en el que podemos sentirnos más solos y echamos de menos a quienes ya no están

¿Es obligatorio ser feliz en Navidad?

En nuestra memoria queda aquella época de compartir las tradiciones en familia, momentos emotivos, sentados todos a la mesa repleta de platos “especiales”, visitas a belenes, ver a los primos, acostarse tarde, entretenerse con juegos de mesa en familia, merendar churros con chocolate, montar el árbol… y donde abríamos aquellos regalos con tanto cariño e ilusión .

Es muy posible que no te apetezca comprar regalos, buscar productos delicatessen para cocinar, adornar la casa,sonreír a los conocidos que por la calle nos dan besos deseando felicidad, reunirte con ese familiar que crea la crispación en la mesa todas las nochebuenas, es posible que no te apetezca este año la Navidad...
Lo cierto es que es el momento del año en el que más nos puede atacar la inestabilidad emocional. Tristeza, nostalgia, ansiedad, estrés ..., qué hacemos con estas emociones?

Escúchate a ti mismo y actúa en consecuencia.
Siempre desde el respeto a los demás, tienes derecho a decidir lo que te apetece en estás fiestas... porque quizás tengas un familiar enfermo en el hospital, te haya defraudado tu pareja, eches de menos a un ser querido, una mala situación laboral, o simplemente te toque trabajar... y prefieras aislarte del espíritu navideño, es solo una fecha,habrá mas.
Lo principal es sentirse cómodo con aquello que estás haciendo. Si celebrar la Navidad de un modo más sencillo nos hace sentirnos mejor con nosotros mismos, no lo dudemos ni un segundo.
Tampoco utilicemos estas fechas para lamentarnos de nuestra situación. Lo mejor es que le des la vuelta a todos tus malos pensamientos.
Planes no forzados y tiempo para ti mismo. ¡Puede ser perfecto!
Puedes ir acumulando los momentos maravillosos que compartes con las personas que más quieres. A veces son instantes, sobremesas que se alargan indefinidamente o ese café tan especial que solo tiene lugar una vez al año. La consigna que debes seguir es que disfrutes de los pequeños detalles .
Abajo con los momentos que nos agobian y provocan cierto nivel de agotamiento y estrés, dedícate a lo que te hace realmente sentir bien. Sal de compras solo si lo disfrutas, pon el árbol de Navidad en casa solo si eso te hace feliz...
No puedes estar disponible para todo el mundo. No te sientas culpable. Tenemos derecho a pensar en nosotros mismos. Comuniquemos a la familia y amigos que tales días a tales horas no estaremos disponibles. Así los demás también podrán encajar sus agendas para tener tiempo para ellos.
No idealices las Navidades, ni generes unas expectativas demasiado altas. Intenta mantenerte en la normalidad y seguir con tu día a día, la rutina nos genera autocontrol.

Cuando tenemos pareja, la decisión de en qué casa se va a cenar es, a veces, un tema incómodo. No lo dejemos para el final. Elegir un momento tranquilo para negociar con ternura, comprensión y empatía, prometiendo ceder la próxima vez si en esta nos ha tocado ganar.

Noche de Paz
Noche de amor...

dice un clásico villancico, pero que hay de esto en la realidad de nuestros días?
    Tienes que saber que ninguna familia es perfecta y no agobiarte por la rencillas que puedan surgir en la tuya.
    La familia no siempre es la de origen. La familia es aquel grupo de personas donde te sientes querido, apoyado, protegido, los que están a su lado en los buenos y malos momentos. No te sientas mal por elegirlos, ellos son los que están siempre ahí.
    Es muy incómodo estar obligado a compartir una cena tan íntima con personas que te han despreciado o faltado el respeto. Estas situaciones requieren de un gran autocontrol para no empeorar el conflicto. Todos somos libres de expresar lo que pensamos o sentimos, siempre y cuando no nos entrometamos en la libertad de quien tenemos enfrente.
    Guardemos los temas conflictivos y los reproches para momentos menos sensibles.
    La ausencia de los que faltan se hace más intenso en estos encuentros familiares pero intentemos no convertirlo en un motivo de tristeza. Podemos recordar con alegría la cantidad de buenos momentos que compartimos con ese ser querido.

Nos gusta regalar. Lo que nos incomoda es tener que comprar por comprar, a sabiendas incluso de que muchos de los regalos serán devueltos.
Pensar en los gustos, deportes, aficiones de las personas a las que obsequias, facilitará las cosas.
Los regalos de los niños son otra fuente de estrés. Se regala mucho y mal. Los niños no llegan a disfrutar de la cantidad de juguetes que reciben. Distribuye entre los familiares esa carta con sus peticiones, donde no debería faltar nunca los juegos de mesa, material deportivo y libros.
Aprovechemos para educar en valores. Enseñemos a nuestros hijos no a dar lo que les sobra, sino lo que se ama: su tiempo o un juguete querido. Hacer sentir bien a los demás es una fuente de bienestar enorme.

Es buena ocasión también para acordarnos de todos aquellos que si que desean disfrutar sus navidades y no pueden porque tienen que trabajar, y que en sus hospitales o centros de trabajo buscan ese momento libre para... pequeños detalles, pequeños momentos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.